martes, 16 de junio de 2020

Aprendiendo a manejar la Frustración

Generalmente, la mayoría de personas son conscientes de que la adolescencia es una etapa de transición en la que se dan numerosos cambios en la persona. Así, los jóvenes van descubriendo poco a poco su identidad, sus gustos, sus intereses y su auto concepto. Para poder hacerlo, es necesario que se rodeen de iguales y que experimenten diferentes situaciones, por ello se da un aumento de las conductas de riesgo y de búsqueda de nuevas sensaciones.
Durante esta etapa de la vida, que aproximadamente comienza a los 12 años de edad y puede prolongarse hasta los 21, los adolescentes han de adquirir nuevas responsabilidades y deben aprender y desarrollar nuevos recursos con el objetivo de hacer frente a nuevas situaciones.
El autocontrol es la capacidad de las personas de frenar sus impulsos, pensar acerca de las consecuencias y actuar del mejor modo según se haya razonado. Por ese motivo, para tener una alta capacidad de autocontrol también se debe disponer de:
  • Paciencia
  • Capacidad de reflexión
  • Noción de las consecuencias
  • Capacidad para reducir el estrés o la ansiedad
  • Capacidad para frenar los impulsos reflejos
La frustración se ha definido como la imposibilidad de satisfacer una necesidad o un deseo. Esa imposibilidad a menudo genera un sentimiento de tristeza, decepción y desilusión que en determinadas personas puede derivar en ira, rabia y agresividad. De este modo, la frustración se encuentra directamente relacionada con las expectativas de cada persona. Si yo esperaba o deseaba, por ejemplo, ganar una partida de parchís y resulta que acabo perdiendo, en ese momento mis expectativas/deseos no encajan con la realidad. Ante esta situación yo podré hacer dos cosas, la primera es adaptarme a esta nueva situación y, la segunda, frustrarme. Además, la baja tolerancia a la frustración habitualmente va acompañada de ira y violencia. Si no puedo tolerar haber perdido en el juego lo que puedo hacer es enfadarme con los demás, romper el tablero o tirar al suelo las fichas.
Tanto el autocontrol como la tolerancia a la frustración son dos habilidades que se han de practicar y adquirir. Uno no nace enseñado, ni se aprenden las cosas de la noche a la mañana. Por ese motivo, lo más recomendable es que ya desde que los niños son pequeños se les vaya enfrentando a situaciones inesperadas  o que están por debajo de sus expectativas y, enseñarles también a como resolver ese conflicto.
Otro aspecto imprescindible para adquirir autocontrol y tolerar la frustración es ser consciente de ello. Los jóvenes que por lo que sea no han adquirido ninguna de estas dos habilidades y que se encuentran en la adolescencia, a menudo suelen tener problemas de conducta y de agresividad. El primer paso que se requiere para mejorar es que estos adolescentes sean conscientes de sus dificultades. Es decir, deben ser conscientes de que las situaciones se les van de las manos y que no son capaces de adaptarse a lo que se encuentra fuera de sus expectativas.Cuando un adolescente presenta las dificultades anteriormente mencionadas y ello le dificulta el correcto funcionamiento en su vida diaria (escuela, casa, amigos, etc.) se recomienda que acuda a un especialista. Existen varios aspectos relevantes que hay que tener en cuenta:
  • Los cambios no son instantáneos. Es decir, si llevas a tu hijo/a a un psicólogo eso no significa que en una semana su comportamiento cambiará. Los cambios requieren tiempo.
  • El adolescente debe desear un cambio. Si llevas a tu hijo/a a un psicólogo pero él o ella se niega a cambiar de comportamiento, está en contra de ir al especialista y no quiere hacer nada porque está satisfecho/a con su situación actual difícilmente se producirá un cambio. No obstante, a lo largo de la sesiones el psicólogo puede hacerle reflexionar acerca de su situación actual, que ventajas e inconvenientes tiene, en que aspectos saldría beneficiado y cambiara su comportamiento, etc.
  • Para adquirir cualquier habilidad se requiere práctica. El adolescente deberá practicar tanto en sesión como entre sesiones con el fin de automatizar y generalizar la habilidad aprendida.
En el caso de que se de esta situación, el terapeuta podrá guiar y enseñar la capacidad de autocontrol y de tolerancia a la frustración al adolescente con técnicas de resolución de problemas de forma positiva, entrenamiento en autoinstrucciones, técnicas de relajación, entre otras.

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