miércoles, 10 de junio de 2020

Adolescentes en cuarentena y cómo les afecta perder su vida social


Mucho se ha hablado -y con justa razón- sobre cómo los niños y las niñas se están viendo afectados por el aislamiento y el contexto especial que implica estar viviendo una pandemia, pero poco se ha dicho sobre los adolescentes. Entre los 13 y 17 años, este grupo de menores de edad que en condiciones normales atraviesan situaciones complejas, están aprendiendo a relacionarse afectiva y sexualmente, a entender sus emociones y a transitar hacia la adultez. En el contexto actual su situación se hace compleja, así como la de los adultos a cargo de su cuidado.
Teresita Vicuña es psicóloga de la Universidad Católica y terapeuta familiar del Instituto de Terapia Familia. Al ser consultada sobre cómo la sensación de encierro y el aislamiento pueden afectar a adolescentes, quienes por naturaleza buscan libertad y se mueven entre la infancia y la adultez, responde: “La sensación de encierro y poca libertad es común para todos quienes estamos en aislamiento social, pero para los adolescentes es aún mayor en cuanto muchos lo sienten como algo impuesto, exagerado y hasta sinsentido”. La especialista profundiza que en la adolescencia es frecuente la sensación de omnipotencia, por lo que varias familias han reportado problemas motivos por rebeldía antes lo que esto jóvenes ven como represión.
Por su parte, la psicóloga especialista en adolescentes Carolina Sances Silva, añade: “Para ellos este escenario implica encierro, amenaza a la salud y a la vida de personas queridas. Alejarse de amigos, novios, dejar de hacer cosas que disfrutan y adaptarse a clases a distancia”. Según cuenta, la situación actual implica un cambio importante en sus rutinas, lo que resulta muy exigente a nivel emocional y psicológico. “Por tanto, es un escenario que puede generar mucho estrés, angustia y ansiedad en ellos”, recalca.
El cerebro teen
“Una de las motivaciones más importantes de la adolescencia es pertenecer a un grupo de pares”, explica Teresita Vicuña. Y agrega que en esta etapa la familia puede pasar a un segundo plano, pues su verdadero interés está en ser incluidos y considerados por sus pares. “Al estar obligados al confinamiento sufren una pérdida mayor que la de los adultos o niños, que es su vida social y el contacto permanente con sus pares”, agrega la especialista en relaciones familiares.
Todos quienes hemos sido adolescentes lo sabemos, y quienes han criado jóvenes lo han tenido que recordar: a esta edad lo que más quieren es tener algún tipo de distancia respecto a sus padres o a quienes ven como una autoridad, por lo que el confinamiento obligatorio que implica una cuarentena presenta un verdadero desafío para ambas partes. “No hay que generalizar, pues de igual forma hay adolescentes que viven este aislamiento como una pausa a las exigencias propias de su edad en relación a cómo vestirse, dónde y cómo carretear y cómo comportarse, entre otras cosas que suelen provocar bastante ansiedad”, comenta Vicuña.
La psicóloga Carolina Sances, en tanto, invita a mirar el cerebro adolescente para entender cómo están pasando estos días: “Al estar expuestos a situaciones de estrés de manera sostenida, como en el escenario de pandemia, aumenta en ellos la probabilidad de gatillar un problema de salud mental, como un cuadro depresivo, un cuadro ansioso, o incluso un trastorno de la conducta alimentaria si hay predisposición”.
No es un cerebro adulto, por lo que hay funciones que no están completamente desarrolladas en esta etapa”, agrega Sances y explica que se refiere, por ejemplo, a la autorregulación emocional, especialmente en contextos estresantes. “De un día para otro se vieron exigidos a organizar autónomamente sus horarios, sus estudios a distancia y sus actividades desde la casa”, explica y añade: “No es de extrañar, entonces, que veamos a adolescentes más irritables, menos tolerantes, más explosivos, más peleadores y más rabiosos, y a otros más silenciosos, más replegados, menos comunicativos y más aislados”.
Padres siempre atentos
La independencia que promueven los adolescentes puede ser bien recibida por padres y madres colapsados por el teletrabajo y por los efectos que el aislamiento tenga en ellos. Aún así, es importante que no descuidarlos y poner atención a sus comportamientos, especialmente cuando se notan fuera de norma.
“Lo que puede transformar este estado emocional en algo negativo o difícil de manejar son las dificultades en la adaptación a las exigencias de este nuevo escenario”, explica Sances y agrega: “No hay que patologizar las emociones, pero sí observar cómo van evolucionando y recordar que son adolescentes y no adultos, por lo que necesitan de nuestro apoyo para adaptarse mejor”.
La especialista recomienda que no esperemos que se acerquen a pedir ayuda o a contarnos sobre sus sentimientos, y en cambio observarlos con atención, siempre respetando su privacidad. “Señales de alarma pueden ser una preocupación excesiva por la salud, alteraciones en los ciclos de sueño, insomnio, dormir mal, cambios en los patrones de alimentación, dificultades en la concentración, conductas violentas y adicciones”, pone por ejemplo Sances, y agrega que una alarma que requiere apoyo profesional inmediato es si vemos que el adolescente está con ideas de muerte, suicidio y autoagresiones.
Por su parte Vicuña recomienda estar atentos a bajones o subidas muy pronunciadas en el estado de ánimo de estos jóvenes. “Es clave empatizar con ellos, mostrarles que es normal que tengan rabia, pena, agobio o desesperación “, explica, y agrega: “Hay que ponerse en sus zapatos en relación a lo que están viviendo, porque de un día para otro tuvieron que dejar sus vidas, sus actividades, deportes, vida social y estudios para estar todo el día en la casa”.

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